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Como siempre, no decía nada para no molestar. Todo iba guardado en su interior. Lo único que necesitaba era una persona, sí, una persona en la que poder desahogarse sin miedo al 'que dirá' , que por supuesto la comprenda y que fuera capaz de decir: 'te conozco, sé que no estás bien' aunque lo negara. Pero, en ese momento se volvió a dar cuenta de que no tenía a nadie para eso, que no existía esa persona capaz de comprenderla sin que le jugara a la primera de cambio. Por eso, hoy en día está como está, y le siguen sobrando motivos para querer desaparecer de este mundo. Ella es como es, y siempre seguirá haciendo cosas por los demás aunque no reciba nada a cambio, y seguirá regalandole al mundo lo que siempre quiso que le regalasen a ella, porque el mínimo gesto la hace feliz.
En el día de hoy sigue luchando por ese sueño que aquella tarde se rompió en pedazos y sigue pensando que tal vez exista esa pequeña posibilidad.
Porque ella no pedía nada, solamente ser una más.
un dulce sabor salado..
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